Hoy os traigo una parte del discurso de M. Spuller, ministro de Instrucción pública, que pronunció el 31 de diciembre de 1893. Fue un discurso escuchado por los directores y directoras de las escuelas de primaria de París.
"Un maestro no debe pensar que ha realizado su misión, en tanto no pueda hacerse esta justicia: Yo he dado a estos niños lo mejor de mí mismo; no les he únicamente enseñado tal ó cual arte, tal ó cual ciencia; sino la gran ciencia y el gran arte: la ciencia y el arte de vivir como hombres de bien"Este texto podéis encontrarlo en el libro "La Educación Maternal en la Escuela", que fue escrito por Pauline Kergomard, Inspectora general de las Escuelas Maternales de Francia.
Quería mostrároslo porque me ha parecido muy interesante que ya en antaño, personas como este ministro y como Kergomard ya soñaban con una mejor educación en la que la familia se implicase (este era el objetivo inicial de Pauline, "hacer invadir la familia por la escuela").
Personalmente y, como futura educadora, creo que los maestros y las maestras debemos de enseñar a nuestros alumnos y alumnas a ser personas de bien, cultivando en ellos todo lo bueno que tiene el ser humano. Y para que los educadores hagan una buena práctica en su función de educar; deben, primero, saber educarse a sí mismos y, una vez conseguido, educar a los demás (en nuestro caso, a los niños y niñas); y, como dice Pauline Kergomard en su libro, la práctica de enseñar a los otros y otras no seria válida, sin la práctica de enseñarse y educarse a sí mismo.
Os dejo la bibliografía del libro por si os interesa y queréis leerlo.
Kergomard, P. (1906). El Educador debe enseñar a sus alumnos a vivir como hombres de bien. In P. Kergomard, La Educación Maternal en la Escuela (p. 3). Madrid: Daniel Jorro. Recuperado de http://biblioteca.ajusco.upn.mx:8080/fondo/bitstream/123456789/12/1/2008.pdf
Bibliografía de las imágenes:
Pinterest. (2017). Recuperadas de https://es.pinterest.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario